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Ronin (1998)

Esta película de intrigas, especialistas mercenarios y vueltas de tuerca, tiene una de las mejores persecuciones de la historia del séptimo arte. El encanto de esta secuencia radica en su director, John Frankenheimer -el mismo de Grand Prix (1966), quién decidió filmarla íntegramente en vivo, dejando de lado efectos visuales virtuales. El resultado es una persecución realista y creíble, pero emocionante, donde inclusive se notan los nervios de los conductores. Otras particularidades que hacen espectacular esta escena son el uso de autos grandes en las angostas calles europeas, aprovechar el encanto de la ciudad de París y utilizar el audio de los vehículos en lugar de una banda sonora.