Diseño alemán, prestaciones deportivas, lujo y una enorme cantidad de equipamiento ¿Qué puede fallar? Adivinaste, la forma de interactuar con el usuario. El Porsche Panamera ofrece una consola central digna de un módulo lunar, con tantos botones rodeando la palanca de cambios que podríamos estrellarnos antes de poder encontrar el accionamiento de las direccionales. Para colmo de males, esta forma de distribuir la botonera se volvió habitual en la marca de Stuttgart, obligando a los usuarios a tener buen tacto, memoria y saber leer braile para poder disfrutar con fluidez de las comodidades de su vehículo.