Saab es una compañía conocida por la seguridad de sus vehículos y por haber probado varias soluciones diferentes, algo que normalmente se pudo apreciar en sus excéntricas carrocerías. Sin embargo, hacia finales de los 70s tuvo una idea que efectivamente funcionó bien, tanto que impuso una moda que atravesó a la mayor parte de los 80s.
Si bien el Saab 99 no fue el primer modelo de serie en utilizar un turbo, fue el auto que lo llevó al estrellato y el resultado fue una fiebre que terminó por provocar que la palabra Turbo se convirtiera en sinónimo de mucho poder.
¿La razón? Simplemente tenía potencia y garantizaba una sonrisa cada vez que sus dueños pisaban el acelerador. Su 2.0L turbo generaba 145 caballos, una cifra que hoy parece poca, pero que en su época era nada despreciable, inclusive comparado con deportivos de mayor cilindrada.