Diseñado cumpliendo con las regulaciones técnicas, este fue el primer auto de carreras de Weissach en contar con un chasís monocasco de aluminio que era 80 por ciento más rígido que el tubular del 936. La carrocería resultó también ser revolucionaria en el mundo del automovilismo deportivo: los alerones invertidos en los pontones y la forma de los bajos generaban una enorme carga aerodinámica que ofrecía un poderoso efecto suelo. Nuevamente Bell e Ickx llevaron este modelo hacia la victoria.