El prototipo TWR WSC-95 del equipo de cliente Reinhold Joest que había conseguido la victoria en 1996, volvió a cruzar la línea de meta en primer lugar en 1997. Esta vez fue pilotado por dos veteranos de la Fórmula Uno, el italiano Michele Alboreto y el sueco Stefan Johannson, y un joven danés que conseguiría su primera victoria en Le Mans, Tom Kristensen, quien al final de su carrera acumularía nueve títulos absolutos en la mítica carrera de resistencia.